Rotunda, vívida, emocional. Así
redescubrí la obra de Shakespeare en manos de Álex Rigola: “Coriolano”.
Una obra del genio inglés poco
representada por la dificultad de colocar el texto en escena, sin embargo, la
propuesta siembre arriesgada de Rigola ha sido encarnada en ocho personajes
cuyo único asidero eran las palabras. Con ella completa su trilogía sobre
Shakespeare que ya inició en 2001 con “Tito Andrónico” y continuó con “Julio
César” en 2002.
En un escenario hueco, sin
artificios, con sólo ocho sillas, los actores hacían acrobacias verbales sin
red, componiendo bellas figuras, tajantes en su profundidad. Y entre ellos, un
concepto presente de principio a fin, que resulta imposible obviar: “Democracy”.
Una idea fuerza que a ratos es estática y en otros fluye, casi como si quisiera
huir, alejarse y desaparecer, a tan sólo unos centímetros de nuestras cabezas.
Un ejercicio actoral intenso, con
unas declamaciones cercanas que arrimaban las ideas de hacía cinco siglos al
último debate oído en la radio o en la televisión, o quizá al último artículo
leído en el periódico de hoy.
Rigola nos reparte un papel, el del pueblo sentado en su platea. Creemos ser parte de la acción, pero como en nuestra
“Democracia” tan sólo somos testigos de las decisiones de otros. Abrumados por
la retórica de nuestros gobernantes o con nuestro discurso secuestrado por la opinión mediática, ayudamos
a que se perpetúen en el poder aquellos que tan sólo lo utilizan para colmar
sus ambiciones y vanidades.
Una coreografía de palabras
acompañada en un momento de la acción por la canción de David Bowie “Five Years” lo que
indudablemente y, pese a quien pese, eleva el conflicto a la categoría de épico.
Tras la obra tuve la suerte,
junto con otro grupo de personas de charlar con el Director y ante mi pregunta
sobre si consideraba que existía algún límite en la puesta en escena de un
texto sin caer en el peligro de desvirtuar la obra original, me contestó, y lo
resumo en una frase: “…si hubiera hecho o hiciera, aún hoy, lo que los
programadores, o los actores me dicen que haga yo no estaría aquí…”.
Yo lo traduzco así: la vida es
para los que se la juegan, los que sobrepasan los límites de lo establecido o
lo convencional y rompen paradigmas; para ellos está destinada la gloria.
Confío en que todos ellos encuentren el apoyo suficiente para llevar a cabo proyectos tan atrevidos y valientes como este.
http://www.songstraducidas.com/letratraducida-Five_years_831.htm
*Fotografías de Xavier Ruano