Serendipity, parece la clave sonora que conseguirá trasladarnos a ese mundo mágico de cuentos o abrir esa puerta secreta de nuestro armario que de niños soñábamos nos arrastraría a conocer a personajes escapados de los libros que alimentaban nuestra fantasía.
El poder del lenguaje va mucho más allá, y la connotación de las palabras y lo que nos transmiten se enlaza perfectamente con su significado. Conexiones sonoras que trazan paisajes interiores irisados.
Prueba a pronunciarla y descubrirás de manera fortuita algo bello. Hay que hacerlo hasta en tres ocasiones, pero no basta con hacerlo sentado desde el sillón. Serendipity se alimenta de acción, pasión y sinergia.
Alguien dirá que en la propia naturaleza del azar está lo imprevisible, pero, ¿y si intentamos ponerlo de nuestro lado? Para ello, debemos saltar la norma, escoger el camino más difícil, para que la fortuna, si es que existe, nos eche una mano con nuestros sueños.
¿Por qué hemos perdido el juego como elemento intuitivo de conocimiento? Seguir esa línea de pensamiento nos puede conducir a hallazgos inesperados. Desaprender, reformular los principios de nuestra educación para no esperar siempre el mismo tipo de resultados nos puede llevar a descubrir nuevos mundos.
Pocas son las veces que damos una oportunidad al error. Cuando nos equivocamos de dirección en un viaje, o cuando perdemos un avión, o se suspende un concierto a última hora, ahí puede estar el origen de una “serendipia”. No valoramos en esos y otros muchos casos cotidianos que podemos estar ante la eclosión de la crisálida.
Si te encuentras algún día frente a ella, piensa que si el Universo se ha conjurado para hacerlas realidad, deberías de seguir confiando en que aquellos anhelos de niños un día se cuelen por tu ventana.
¿Por qué no pruebas a abrir de nuevo la puerta de tu armario?
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