Apenas cuando vuelvas
el instante se habrá ido, haciéndose carne el encuentro,
rindiendo mi alma a tu llanto.
Alguna vez te dibujo en el aire,
te escribo en papel y
rompe la realidad el deseo.
No te recuerdo, ¿debería?
Anclada tu imagen al
principio de los tiempos,
en mi sangre se reencarna
el mito de la existencia.
En mitad de la noche
mi vientre patea los límites del sueño
y me pregunto si será la vida
llamando a las puertas del infierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario