por antiguos marineros.
Como especia de lejanas tierras,
casi como flor cultivada
en arcaicos paraísos.
Si me preguntaran puede que dijera
que como puerto de absurdas veleidades,
o punto de amarre de
nocturnas brújulas gastadas.
Si acaso te espero en aquella exultante osa
que sopla a favor sobre el ábrego
y que me somete sin pausa
al acontecer primario de mis días,
que irremediablemente
estarán abrazados a los tuyos.
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