Me va llamando lenta,
como esas gotas que resbalan por tu ventana
y que se despeñan en el vacío.
Me llama queda,
Me llama queda,
como la madre que
duerme a su niño.
Me quiere viva,
Me quiere viva,
para ahogar mi resuello
con sus nudos de sangre.
Me sueña inerte,
Me sueña inerte,
amordazada por los hilos
de Ariadna,
inmóvil, lejana,
encumbrada en túmulos dolientes.
Me espera,
Me espera,
No tardes, -me dice-.
Y mastico ceniza
que transformo en ave.
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